Se trata se un concepto que busca fusionar dos disciplinas que pueden parecer disímbolas, como la Gastronomía y la Arquitectura, las cuales tienen muchas más semejanzas de las que a simple vista puede uno imaginar.
Buscando más asiduos al concepto, el 23 de julio Studio Spazio, Laboratorio de Luz, abrió las puertas a sus amigos y permitió a algunos especialistas manifestar sus conocimientos en cuanto a Gastronomía, Arquitectura y Luz, y las formas en que se rozan para satisfacción del ser humano.

Quien en primera instancia tomó la palabra fue el anfitrión, arquitecto Gustavo Avilés, quien hizo mención que la combinación de alimento y luz es un ejercicio lúdico en el que se van relacionando las diversas especialidades, rompiendo las fronteras, para dar pie a una relación de conocimientos compartidos. A continuación citó a su colega español Alberto Campo Baeza, quien desde su especialidad ha encontrado un vínculo especial entre la sal y la luz; este es el texto:
La luz se menciona existir antes que la vida y es generadora de ésta.
Y como la creación del todo, la luz fue separada de las tinieblas y fue buena.
La sal es el condimento más antiguo usado por el hombre, y su importancia para la vida es tal que ha marcado el desarrollo de la historia.
La luz es origen, la sal es conservación.
La luz es fuente de vida y alimento.
La sal es alimento y fuente de vida.
Cuando la luz se dosifica con precisión, como cuando la sal se pone en su medida, el espacio alcanza su mejor punto y la arquitectura su mejor proporción.
Y cuando la sal al igual se pone en su medida, el alimento adquiere su mejor sabor.
Así, la falta de sal en la cocina deja los alimentos insípidos y planos, y en exceso los arruina.
Como cuando la luz es pobre o excedida en el espacio, es el elemento destructor de la arquitectura.
En seguida, Gustavo Avilés señaló que a partir de lo anterior podemos atrevernos a decir que «la luz es al espacio como la sal al alimento, y entrando a territorios de alto riesgo, la luz es alimento y la sal es espacio». Hay además entre la sal y la luz factores de provocación, genéticos, biológicos y ambientales en los que coinciden en que pueden elevar los niveles de proteína, activar la conducta, señalizar el tiempo, anticipar el movimiento, encarrilar el proceso digestivo, generar el ritmo metabólico y provocar sensaciones anímico emocionales.
Finalmente, mencionó que alimento y luz son la línea de conducción de buen y mal humor, bullicio, duda, temor, sentimiento de ofensa, irritación, alegría, sabor, ardor y vehemencia.

Del paisaje al plato y del plato al paisaje
Eric Carranza, investigador de la Gastroarquitectura y alumno de Gustavo Avilés, participó de la presentación y refirió que el hombre descubrió el fuego y lo utilizó para alumbrarse, «pero también para coser los alimentos que recolectaba durante sus cacerías. Asimismo, alimentación y arquitectura hacen una especie de trueque de formas, colores, estructuras, texturas y volúmenes.
«La Gastroarquitectura es reflexión sobre el consumo, es una informalidad, es encontrar el sentido del gusto, es una exploración especial, es el disfrute del espacio, es información, es la aplicación de procesos y formas similares, es el grupo de tecnologías de bajo consumo, es un acercamiento lúdico, y debe verse como una crítica entre el contenedor y el contenido, como un análisis de los símbolos de ambas disciplinas».

La revista digital CaBaReT es de los poco medios que se han dado a la tarea de encontrar los enlaces que conforman la Gastroarquitectura y presentarlos en un medio de comunicación. Su director, Ricardo Carranza, señaló durante su intervención que desde su creación hace tres años la revista realiza un ejercicio periodístico que va más allá de la unión de estas dos disciplinas y que abarca otras artes, además de que promociona las culturas mexicana y española, de forma desinteresada.