La luz siempre está conectada a la imaginación

La creatividad de un diseñador de iluminación roza en ocasiones los límites de la filosofía y el arte. El arquitecto Enrique Quintero López así lo ha plasmado a través de su reconocida trayectoria y deja muy claro al conversar con él que la luz manejada con intencionalidad puede influir en el comportamiento humano.

Iluminet así lo comprobó al asistir a la conferencia «La psicología de la iluminación», que impartió Enrique Quintero durante el Simposium Latinoamericano de la Energía, celebrado en la ciudad de México.

Durante su intervención señaló que el pensamiento creativo de una persona se puede estimular a través de la luz. El cerebro humano está dividido en dos hemisferios: el derecho, en el que se desarrollan los pensamientos racionales, lógicos y analíticos, donde se tiene mejor percepción espacial y mayor capacidad para comprender las matemáticas, además de que éste capta símbolos y conceptos abstractos; el lado opuesto es eminentemente emocional, intuitivo, le otorga más valor a las cosas concretas, y controla funciones para el manejo del lenguaje.

Algunas personas explotan más uno de los hemisferios, pero lo óptimo es que haya un balance entre las funciones de ambos, lo cual puede ser logrado mediante la iluminación adecuada.

Por otra parte, refirió que el diseñador creará efectos especiales con la luz, en los que deberá considerar la cantidad de ésta para crear una atmósfera, la cual define el espacio arquitectónico. Ejemplo de ello es el complejo trabajo que puede ser iluminar adecuadamente una habitación para meditar.

Efectos e intensidad de luz van a influir en la conducta humana, en el desempeño del hombre. La iluminación de una oficina, por ejemplo, no deja espacios vacíos, todo está cubierto por luz, lo cual puede parecer en todo sentido benéfico, pero no siempre es así, pues puede resultar cansado para quienes ahí laboran. Unas sombras intencionadas pueden invitar al descanso para que la estancia sea menos monótona y pesada.

Para Enrique Quintero la tecnología es herramienta indispensable para el diseñador; el software especializado permite jugar e imaginar las distintas posibilidades que en debe ser iluminada una obra arquitectónica; los mismos avances científicos ponen al alcance de un diseñador un enorme abanico de posibilidades de materiales, luminarios y lámparas ecológicas, con sus innumerables variantes en tamaños y colores.

Sin embargo, para algunos especialistas resulta muy difícil desligarse de sus fundamentos teóricos y recurren al recurso romántico de la luz incandescente. Tal como lo hizo el arquitecto italiano Renzo Piano, a quien fue encomendado iluminar el moderno edificio del diario The New York Times, para el cual creó un ambiente similar a la luminosidad mediante velas y dejó de lado sofisticados sistemas con innovadoras lámparas.

La iluminación bien utilizada puede hacernos sentir nostalgia por un lugar que no conocemos y donde nunca hemos estado.

La intensión del color es algo que el diseñador debe igualmente dominar, ya que tonalidad y matiz van a provocar efectos y atmósferas distintos; por ejemplo, los rojos crean ambientes acogedores, cálidos, mientras que los azules son más fríos y depresivos. El color, incluso, puede llegar a influir en el pensamiento de las personas, pudiendo llegar a ser violentos.

La influencia del manejo de la luz en el estado de ánimo de las personas fue la constante a lo largo de la conferencia de Enrique Quintero, quien se apoyó en material fotográfico para hacer ver como la iluminación puede propiciar sentimientos de paz, esperanza, miedo, terror, profundidad, cercanía, encierro, agobio y más. Asimismo, ilustró su participación con imágenes de las obras de destacados arquitectos de renombre mundial, como Jean Nouvel, Norman Foster, Frank Gehry, Zaha Haid, Santiago Calatrava y Tadao Ando, entre otros.

«El arquitecto que está conciente que puede modificar o influir en al forma de pensar del ser humano tiene la mitad del camino andado», puntualizó el ponente.

Particularmente fue de nuestro interés el ejemplo que Quintero López utilizó para culminar su presentación. Se refirió a la labor que desarrolló el arquitecto alemán Daniel Libenskind al iluminar el Museo Judío de Berlín, donde logró plasmar a lo largo de cada una de las distintas salas la desesperanza que vivieron los presos judíos durante su reclusión en los campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial, todo mediante los efectos logrados con espacios y luz.

Enrique Quintero López es egresado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y su formación como diseñador de iluminación lo ha llevado a acudir a diversos cursos y diplomados en Estados Unidos y Europa. Ha sido asesor en iluminación de los arquitectos Abraham Zabludovsky, Ricardo Legorreta y Javier Sordo Madaleno, y fue ganador del Premio Internacional de Iluminación «Edwin F. Guth Memorial Awards of Merit», otorgado por la Illuminating Engineering Society of North America y del Premio Nacional Ahorro de Energía por la remodelación de los sistemas de iluminación de la tienda Liverpool Polanco.

Es conferencista en diversos diplomados, maestrías y seminarios en la Universidad Iberoamericana, el Colegio de Arquitectos, el Palacio de Minería, la Universidad Anáhuac y la UNAM.

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