
La Plaza Tolsá se circunda de edificios patrimonio de la humanidad que dan fe de la transición del México colonial al moderno del siglo XXI. Aprovechar la noche para destacar sus finos detalles arquitectónicos es la finalidad de un diseño de iluminación sensible, que resalta el valor de los inmuebles con creatividad y orden.
Es reconocida como una de las más importantes en el perímetro del Centro Histórico del Distrito Federal, pues en este sitio se encuentra parte de la historia cultural y artística de la Ciudad de México. La Plaza Tolsá debe su nombre al arquitecto y artista español Manuel Tolsá, y fue creada al recorrer hacia atrás la alineación de la calle de Tacuba con la construcción del Palacio de Comunicaciones, hoy Museo Nacional de Arte.
Jorge Zinser, Marco Góngora y Pedro Garza, diseñadores de iluminación de este proyecto, confiesan a Iluminet que el reto fue crear una imagen nocturna que permita mostrar la riqueza histórica, cultural y estilística de los diferentes inmuebles y monumentos que conforman la Plaza Tolsá, interpretando los conceptos arquitectónicos originales que sus diferentes creadores tuvieron desde el siglo XVII hasta el XX, junto con los usos y necesidades en un espacio público del siglo XXI.

Conseguirlo significó a hacer una lectura estética y urbana de la arquitectura, un estudio de los contrastes entre cada una de las obras, donde a partir de la estatua a Carlos IV (El Caballito) se establecieron los lineamientos a seguir en el Palacio de Minería, el Museo Nacional de Arte (Palacio de Comunicaciones) y el Edificio de Garantías. Fue así que se definió actuar con armonía y equilibrio, para preservar los materiales arquitectónicos empleando tecnología de punta, pensando también que la conservación del resultado final fuera de fácil mantenimiento.
En honor de Carlos IV, la obra fue fundida por el español Manuel Tolsá e inaugurada por el virrey José de Iturrigaray el 9 de diciembre de 1803. Fabricada en bronce de una sola pieza, con ella se inicia la escultura civil en México.

Se construyó entre 1902 y 1911, en el costado norte de la Plaza Tolsá; su majestuosidad representa claramente al periodo del mandatario Porfirio Díaz, el cual se caracterizó por el interés de mostrar a México como un país moderno, liberal y progresista.
Se trata de una obra de estilo ecléctico en el que se mezclan formas y estilos del pasado; es edificada por el arquitecto italiano Silvio Contri, de influencia renacentista, especialmente florentina. En su construcción se emplearon las técnicas y materiales más modernos de su tiempo; por ejemplo, su exterior es totalmente cantera color gris.

Se ubica en el costado sur de la Plaza y es uno de los mejores ejemplos del estilo neoclásico en nuestro país. Para algunos es la obra maestra del arquitecto español Manuel Tolsá, quien lo edificó entre 1797 y 1813, para la enseñanza de ingeniería y metalurgia, pues la minería era la más importante actividad económica de la Nueva España y unas de las principales fuentes de riquezas del Imperio Español.
Su orientación provoca una pobreza lumínica en su fachada principal; sin embargo, se ve compensada con los amplios desarrollos de sus volúmenes que se encuentran colocados ante planos profusamente articulados. La ornamentación del edificio es totalmente de tipo arquitectónico, por lo que carece por completo de decorado escultórico y de motivos religiosos.

De estilo francés y una gran elegancia, el inmueble es obra del ingeniero militar José Espinosa y Rondero, diseñado a finales del siglo XIX y construido a principios del XX. Sirve de liga entre los Palacios de Correos y de Comunicaciones.
Su fachada, ricamente labrada y de equilibrada composición geométrica, consiste en pilastras y columnas acanaladas, capiteles, entablamentos, frontones y balaustradas; todos los elementos están tallados en cantera rosada. Tiene cuatro niveles más la buhardilla con mansarda.
Todos los elementos que conjuntan la Plaza Tolsá guardan una enorme riqueza cultural e histórica, son obras invaluables patrimonio de nuestro país, por lo cual la instalación de todos los equipos se llevó a cabo por medio de fijación con abrazaderas de aluminio y se utilizó neopreno para protección de los elementos en cuestión. En todos los procesos del proyecto se aseguró el cuidado de los inmuebles y el monumento, garantizando la total reversibilidad del equipamiento en caso de ser necesario.